Hoy vamos a profundizar en una de las historias más increíbles, surrealistas e icónicas que el mundo del póker haya visto.
¿Quién otro podría ser sino la leyenda de Chris Moneymaker? Y no, no es un apodo, seudónimo o nombre artístico, es su apellido real transmitido por generaciones.
Es una de las tantas perlitas que hace grande a esta historia. La mayoría ya lo conoce y no necesita presentación, pero hoy te vamos a contar curiosidades sobre sus inicios, el torneo de su vida, su ascenso y posterior caída. Digno de una película de Hollywood.
Crecer en un mundo de apuestas
Nacido en una familia de clase media en la ciudad de Tennessee (Estados Unidos), Chris tuvo sus primeros acercamientos con el mundo de las apuestas a los 13 años cuando su padre le enseñó cómo jugar al Blackjack.
Esta pasión de su padre despertó en el pequeño Chris un interés por el mundo de las apuestas. Más tarde, en su adolescencia, comenzó a jugar al póker como todos nosotros, en una noche de timba con amigos y cervezas.
Se juntaban a jugar una vez por semana y apostaban unos pocos dólares. También tuvo un breve paso por las apuestas deportivas, aunque esto lo llevó a tener una vida desordenada, despertando tarde y bebiendo mucho alcohol. Tiempo después, se alejó de esta actividad para estudiar contabilidad en la universidad, casarse y tener su primer hijo.
Todo marchaba bien en la vida del joven Chris hasta que ocurrió el atentado del 11 de Septiembre y se quedó sin trabajo. Esto lo llevó a la quiebra y tuvo que tomar trabajos mal pagados para sobrevivir.
Sus inicios en el póker y la llave al éxito
Viviendo una situación muy precaria y con varias bocas que alimentar en su familia, se decidió a iniciar en el póker online para conseguir un dinero extra. Para este nuevo camino eligió la reconocida sala PokerStars. En el año 2003, decidió anotarse en un torneo satélite cuyo premio era un ticket para participar en uno mayor. El costo de la entrada era de 40 USD y el premio: un ticket de 10.000 USD para jugar el torneo más grande y reconocido del póker a nivel global: el main event de la WSOP. Logró ganar este satélite y esto le dio el pase para jugar el torneo que cambiaría su vida para siempre.
WSOP 2003. Emociones, varianza y medirse contra los mejores.
Para la fecha en que se jugaría la WSOP, Moneymaker continuaba en bancarrota, por lo que tuvo que hacer algunos ajustes para participar en el torneo: vendió el 30% de la entrada a su padre y otro 20% a un amigo para poder costear los gastos de hotel y transporte. Cuando llegó al torneo, le dieron una insignia que debía colgar en su camiseta indicando que había ganado el satélite online.
A ojos de los demás jugadores, esto significaba que él era un rival más débil, sin la banca ni la técnica necesarias para costear la entrada por su cuenta. Además, había muchos jugadores top como Doyle Brunson, Johnny Chan, Phil Ivey, Howard Lederer, entre otros.
Todo esto hizo que sus nervios fueran enormes. A medida que transcurrían las horas y los días, Moneymaker fue ganando confianza, haciendo buenas jugadas y con algo de suerte a su favor. En el camino hacia la mesa final, se dio el lujo de eliminar a eminencias del póker como Johnny Chan y Phil Ivey. Toda una hazaña para este jugador amateur.
Luego de varios días jugando el torneo, logró llegar a la mesa final. Los jugadores se fueron eliminando poco a poco hasta que llegó al head-up contra Sam Farha. La mano más destacada de esta instancia fue un monstruoso farol que realizó representando un color a su rival.
Luego de pensar unos minutos, Farha decidió tirarse de su top pair y Moneymaker se hizo de una gran pila de fichas. El comentarista definió este movimiento como “el farol del siglo”. En la mano final, Chris se encuentra con unas dobles parejas en el flop, terminando all-in contra su rival que muestra una top pair. El turn y el river son buenos y el desconocido Moneymaker se consagra campeón mundial de aquel año.
La alegría fue total y el público lo ovacionó por semejante hazaña. Se llevó a casa nada más ni nada menos que la suculenta suma de 2.500.000 USD. Moneymaker todavía no sabía que este hito cambiaría para siempre el mundo del póker.
Ascenso y caída de la nueva estrella del póker
Tiempo después de ganar la WSOP, Chris se separó de su esposa. En una negociación que fue muy injusta, tuvo que entregarle todos sus bienes a la mujer y volvió a quedar en bancarrota.
Aquel muchacho que había conseguido una fortuna increíblemente volvió a verse con problemas financieros. Poco a poco, volvió a la vida desordenada que había llevado en su adolescencia, saliendo de fiestas y bebiendo mucho alcohol. Se codeaba con celebridades que lo invitaban a muchos eventos reconociéndolo por ser el campeón de aquel torneo.
Al tiempo conoció a su actual esposa, con quien tuvo 3 hijos más, y su vida volvió a enderezarse. Además, consiguió un sponsor de PokerStars, sumándose al team PRO y así lograr participar en muchos torneos caros a lo largo del mundo.
Actualidad
Se lo puede ver activo en redes sociales (Instagram, YouTube, Twitter) desarrollando la actividad que tanto le apasiona: los torneos de póker. Dejó atrás su acuerdo con PokerStars para pasar a formar parte del team pro de ACR Poker. Sigue enfrentándose a los mejores jugadores del mundo en los torneos más caros que se celebran.
Para mantener un nivel óptimo, dejó de beber y de fumar. Recientemente, se consagró campeón en el high roller del Triton Poker cuya entrada cuesta 26.500 USD, embolsando 903.000 USD de premio.
Repercusiones, legado y la leyenda Moneymaker
La hazaña de ganar el torneo más grande del mundo lo ubica para siempre en la historia del póker mundial. Este hecho derivó en un boom del póker: una enorme oleada nueva de jugadores buscando la gloria y anhelando consagrarse al igual que Chris.
Fue quien inspiró a toda una generación de jugadores a perseguir el gran sueño del póker. El detalle de su apellido Moneymaker le da una mística especial a esta historia. Aquel muchacho desconocido e inexperimentado de Tennessee logró ganarse un lugar en el corazón de cada jugador, demostrando que con constancia, humildad y actitud no existen imposibles.
