Entre Rachas Imposibles y Miradas Sospechosas: El Escándalo que Sacudió al Póker Mundial

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Una racha ganadora que parecía no tener fin, una extraña tendencia a mirar su entrepierna cada vez que jugaba una mano, un dispositivo que empezó a generar sospechas, y un dramático final que dejó a la comunidad en shock… Esta es la historia de Mike Postle.

Todo comenzó durante una maratónica sesión de póker transmitida en vivo desde el Stones Gambling Hall. Ahí se encontraba este hombre de 42 años, en medio de una épica racha ganadora que lo había convertido en un héroe local. La sesión del 21 de diciembre de 2019 atrajo a varios de los mejores jugadores del país, ansiosos por enfrentarlo.
Como de costumbre, Postle seguía haciendo de las suyas, siendo el mayor ganador de la noche por un cómodo margen. Parecía tener un estilo que rozaba la perfección: hacía jugadas híper agresivo cuando sus oponentes tenían manos débiles y se retiraba en el momento justo cuando llevaban la mejor mano. Su dominio era tal que los locales empezaron a llamarle El Mesías o El A-Postle.
Sin embargo, unas horas después de iniciada la transmisión, ocurrió una mano que despertó sospechas. A Mike le habían repartido Q♦️J♥️ y su única oponente sería Marle Cordeiro, una profesional de Las Vegas. El flop contenía 9♦️8♠️J♦️, tres cartas favorables que le daban a Postle el par más alto y un proyecto de escalera.
Cordeiro apostó $200 y Postle pagó. Luego cayó el 4♠️ en el turn. Cordeiro volvió a apostar, esta vez $600. Todos esperaban que Postle pagara, pero contra toda lógica, tiró sus cartas con una sonrisa.
La verdad salió a la luz: su oponente llevaba Q♠️T♦️, que ya le daba una escalera hecha.
Mientras un comentarista alababa la “genialidad” de Postle, Verónica Brill, su compañera y también jugadora, no estaba impresionada. Ella ya había estado observando su extraño patrón de juego durante meses y ese fold perfecto contra Cordeiro fue la gota que derramó el vaso.

Hasta 2018, nadie consideraba a Mike Postle un gran jugador. De hecho, uno de sus amigos cercanos dijo que simplemente jugaba lo suficientemente bien para no quebrar. Pero de repente, Postle comenzó a dominar los juegos de Texas Hold’em en el Stones Gambling Hall, arrebatándoles miles de dólares incluso a profesionales consagrados del norte de California.
Veronica, una fanática de la analítica, comenzó a sospechar que el éxito de Mike no tenía sentido matemático. Estaba ganando demasiado seguido: al menos 25 sesiones consecutivas sin perder, algo prácticamente imposible.
En marzo de 2019, Brill llevó sus sospechas al director del casino, Justin Kuraitis. Ella sabía que las mesas del Stones estaban integradas con sensores que escaneaban las cartas ocultas y canalizaban esa información a la transmisión en vivo. Sospechaba que Postle podría estar accediendo a esa información de alguna manera. Pero Kuraitis desestimó la acusación, asegurando que el casino era 100% seguro y que simplemente no entendían la brillantez de Postle.
Al ver que nadie la escuchaba, Brill decidió hacerlo público. Publicó en Twitter varios videos de las jugadas más absurdas de Mike, y la historia explotó en los medios.
Grandes nombres del póker como Doug Polk y Joe Ingram se pusieron a investigar. Tras revisar decenas de transmisiones, encontraron pruebas alarmantes: jugadas imposibles de justificar, decisiones perfectas basadas en información que sólo podría conocer alguien que veía las cartas de todos.
Uno de los detalles más inquietantes era que Mike Postle constantemente miraba hacia su entrepierna, donde se sospechaba que llevaba escondido un dispositivo que recibía la información de las cartas.

Entre las jugadas más absurdas que revisaron, destacaron tres:
⦁ En una mano Bum Pot, donde todos ponen dinero antes del flop, Mike hizo un movimiento perfecto sin tener una mano fuerte, evitando perder dinero en una situación donde muchos profesionales habrían caído en la trampa.
⦁ En otra mano, se retiró instantáneamente contra un full House oculto que nadie podría haber leído con certeza.
⦁ En una tercera, ejecutó una apuesta minúscula que salvó su stack, sabiendo perfectamente que su oponente tenía una mano ligeramente mejor.
Todo esto mientras hacía repetidos movimientos hacia su entrepierna.
Finalmente, tras la presión pública, se presentó una demanda colectiva contra Mike Postle, el Stones Gambling Hall y su director de torneos, Justin Kuraitis. Sin embargo, en un giro inesperado, el tribunal de California aceptó la moción para desestimarla. Postle y Stones fueron exonerados de toda culpa legal.
Aunque legalmente no pudieron ser condenados, la comunidad del póker no tiene dudas: Mike Postle hizo trampa. Desde entonces, no es bienvenido en ningún juego y los jugadores profesionales han pedido que sea excluido de todas las competiciones para siempre.
Su nombre quedó manchado para siempre en el mundo del póker, recordado no por su habilidad, sino como uno de los escándalos de trampas más vergonzosos de la historia.

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