“Si vas a apostar, que sea con todo tu corazón”, solía decir un joven Daniel Negreanu, mientras observaba las cartas con la intensidad de quien ve el futuro escrito en cada gesto de su rival.
Primer Destello y La Decisión Que Lo Marcó
Toronto, Canadá, 26 de julio de 1974. Un niño llamado Daniel Negreanu abría los ojos a un mundo lleno de posibilidades y desafíos. Sus padres, Annie y Constantine, habían dejado Rumanía buscando algo mejor para sus hijos, y ese sueño paterno se filtró en la mente del pequeño. A los cuatro años, Daniel ya imaginaba riqueza, promesas grandiosas y un futuro que no incluía juguetes ni dulces, sino una casa hecha de palitos de helado para su madre. Esa ambición temprana, tan desbordante como inocente, presagiaba un destino poco común: un chico que no se conformaría con la rutina ni con el molde que la sociedad le ofrecía.

La escuela, sin embargo, se convirtió rápidamente en un campo de batalla. Negreanu, con apenas diez años, mostraba signos de rebeldía: desafiar a profesores, ignorar reglas, rozar la expulsión en la Pinewood Middle School de North York. La adolescencia lo encontró más perdido que nunca: a los 16 años estaba reprobando por un solo crédito y su interés en graduarse era mínimo. Mientras tanto, pasaba largas horas en salones de billar, rodeado de mesas de póker, apuestas de todo tipo y compañeros que compartían su espíritu de buscavidas. Allí se forjaba un carácter: un joven que no temía al riesgo, que aprendía rápido y que estaba decidido a cambiar su destino.

En esa misma edad, Daniel tomó una decisión que definiría su vida: abandonar la secundaria hacia el final de su último año para dedicarse a jugar póker a tiempo completo en casinos benéficos locales. Durante este tiempo, empezó a salir con Evelyn Nguyen, hoy también una jugadora profesional de póker exitosa. Sus primeras partidas fueron en casinos benéficos locales, un terreno donde la diversión y la necesidad se entrelazaban. Negreanu comenzó a acumular su primer bankroll, y con él la certeza de que su futuro estaba en las mesas verdes.
A pesar de su talento, la gestión del dinero era su punto débil. Un primer viaje a Las Vegas antes de los 21 años terminó en bancarrota, y el joven apenas logró regresar a Toronto. Pero la derrota no lo detuvo: dedicó cientos de horas a estudiar estrategias, analizar manos y jugar en casinos de Canadá y Estados Unidos, obsesionado con perfeccionarse.

Sin embargo, Daniel no se rendía. Estudió estrategias, absorbió conocimientos de cualquier fuente posible y volvió a la carga.
Ascenso Meteórico
El año 1997 marcó un cambio definitivo. Negreanu entró en cobros en tres torneos, incluidos dos en el World Poker Finals, llevándose alrededor de 50,000 dólares. Su desempeño en el Foxwoods World Poker Open fue suficiente para que fuera nombrado mejor jugador general, destacando sobre figuras consolidadas. En un fin de semana de gloria, derrotó a TJ Cloutier y John Hennigan en una mesa final histórica, llevándose 38,400 dólares en el evento de $1,500 Limit Hold’em.
En 1998, Negreanu jugó un satélite para entrar a su primer evento de la WSOP, un torneo de $2,000 PLO. Terminó venciendo a Todd Brunson y llevándose el título. Todd había comprado una parte de la acción de Daniel, cuyo único objetivo era disfrutar la experiencia y quizá entrar en cobros. Daniel enfrentó a competidores feroces como Eric Seidel, Humberto Brenes, Johnny Chan y Dan Harrington, pero logró imponerse y ganar el evento. Fue su primera gran victoria, embolsándose unos 170,000 dólares. Este triunfo le dio a Negreanu su primer brazalete WSOP y, en ese momento, se convirtió en el jugador más joven en lograrlo.

Pero Daniel no era solo carisma y talento en las cartas. Su personalidad exuberante y directa a veces lo metía en problemas. Conocido por su lengua afilada, sus disputas públicas y su estilo controvertido, no tardó en protagonizar incidentes que pusieron a prueba su imagen. Empujones a reporteros, debates acalorados con colegas como Doug Polk, diferencias con la Tournament Directors Association y polémicas en plataformas de streaming mostraban que detrás del encantador jugador había un hombre dispuesto a luchar, debatir y desafiar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
Para 1999, su primer evento televisado, el US Poker Championship en Atlantic City, lo consolidó: enfrentó en el heads-up a John Bonetti y se llevó 210,000 dólares. Fue el inicio de la leyenda del “Kid Poker”.
Gloria y Desafíos
Negreanu se mudó a Las Vegas con un bankroll de 300,000 dólares, transformándose en un cash grinder implacable, jugando límites que iban desde $200/$400 hasta $4,000/$8,000. Sin embargo, la racha de brazaletes se interrumpió: años pasaron sin otro título WSOP, generando dudas sobre su confianza. Finalmente, en 2003, consiguió su segundo brazalete, señalando que había descifrado el código del póker profesional.
Los años 2004 y 2005 fueron cumbres en su carrera. Once mesas finales en un solo año, dos títulos del WPT en Bellagio y Borgata, casi 2 millones de dólares en ganancias combinadas, y un tercer brazalete WSOP en Limit Hold’em. Negreanu superaba los días de lucha por llegar a Las Vegas; su éxito anual alcanzó 4.5 millones de dólares, convirtiéndolo en el jugador con mayores ganancias en torneos de ese momento. Fue nombrado Jugador del Año por WSOP, Card Player Magazine y WPT.
2006 y 2007 consolidaron su estatus. Ganó un evento del WSOP Circuit en Tunica por 750,000 dólares, y logró posiciones destacadas en torneos de alto nivel, sumando millones más. Su fama creció cuando PokerStars lo fichó como su imagen principal en 2007, y publicó su primer libro, Hold’em Wisdom for All Players, cimentando su lugar en la cultura del póker mundial.

El Kid Poker hoy
Aun con todo esto, Daniel no ha dejado de construir legado. En 2013 consiguió su quinto brazalete en la WSOP Asia Pacific, su sexto en la WSOP Europe, títulos High Roller, grandes pagos en torneos, nominaciones, reconocimientos: Jugador del Año en distintas ocasiones, liderazgo en ganancias, influencias fuera de las mesas —sus libros, su rol como embajador, su participación en caridad. Fue inducido al Poker Hall of Fame en 2014. Fuera de los escenarios de póker es vegano, preocupado por la salud, comprometido con causas benéficas: torneos de golf cuyos ingresos van a niños necesitados, fundaciones como The Little Claire Foundation, Anti-Africa, St. Jude’s Children’s Hospital, entre otras. Se le estima un patrimonio de ~50 millones de dólares. Todo eso mientras enfrenta críticas, controversias, pérdidas, derrotas, estrés público.

“El éxito en el poker es, en última instancia, el resultado de sólidos fundamentos y la capacidad de leer los patrones de apuestas de tus oponentes. Esto es especialmente cierto cuando se juega online. Pero jugar al poker en vivo es un animal completamente diferente. En este lugar no se puede pasar por alto la presencia de cuentas físicas”. (Daniel Negreanu, en un vlog para su canal de YouTube)
Quizá lo más memorable de Daniel Negreanu es esa tensión constante entre el brillo y la sombra, la vulnerabilidad humana y la figura heroica del póker. Cada victoria no solo es un trofeo, es una batalla. Cada crítica no solo un golpe, sino una oportunidad para reafirmar quién es y qué representa. Porque al final, lo que define a Negreanu no es solo cuántos brazaletes tiene, ni cuánto dinero suma, ni cuántas controversias ha soportado; es que sigue allí, en las mesas, con la convicción de que jugar al póker es más que cartas: es la vida, con todos sus matices, luces y grietas.






